martes, 10 de agosto de 2010

La Paz, Tiwanaku

Al día siguiente debíamos sacar la movilidad del parqueo a las 9 am, así que madrugamos. Dimos vueltas por la ciudad, conocimos la plaza, la catedral, los mercados, la iglesia de San Francisco, las calles del sector más antiguo. En las calles había mucho policía suelto, y ya con tanta cosa que hemos vivido con la autoridad lo que hacíamos era esquivarlos, meternos por otras calles.

Como nos estresan las grandes urbes, decidimos irnos a otro pueblo, al salir del centro de La Paz pudimos dimensionar que, putas que es grande la seudo capital de Boli!!! En el camino había cualquier movilidad, en los semáforos decía, No tocar la bocina! Y es lo primero que hacían nuestros hermanos.

Con toda la paz del mundo nosotros avanzábamos tranquilitos en los tacos. Cada vez nos íbamos alejando de la ciudad y el taco y los bocinazos se terminaron. Ese día llegamos a Tiahuanaco, pasamos al altiplano radical. En el camino se divisaban burros y ovejas lanudas y a sus dueños cuidándolos, también se veían varios montones de paja. Al final de todo este paisaje se empina un cordón de montañas enormes.

Al llegar a Tiahuanaco nos recibió el tremendo desfile, en la plaza estaban todas las autoridades, y todo el pueblo desfilando. Estaban las escuelas, la universidad que está por ahí, los indígenas también desfilaban, al parecer estaban agrupados, porque había personas con diferentes vestimentas, había un grupo de hombres tocando flautas, otro con lazos en las espaldas. Hasta desfiló un tractor, unos autos con miles de adornos, la poli con humos de colores, los niños, los de más edad, hasta los camélidos desfilaron.

El desfile duro varias horas, en eso conocimos la catedral, las calles de la ciudad y encontramos un hospedaje. Dejamos la movilidad y salimos a pie, fuimos al pueblo, recién había terminado, algo así como el rodeo chileno.

En el discurso de la autoridad hablaron de nuestro Chile, y de cómo por nosotros no tenían acceso al mar, nosotros escondidos, pasando lo más piola para que nos lincharan.

Había mucha gente, pero al pasar el tiempo nos dimos cuenta que las personas se devolvían a La Paz o se iban a otras partes. El pueblito tiene varias casas abandonadas.

De tanto observar a las personas nos dimos cuenta que acá se estilan las cletas camellos, esas antiguas que ahora se han vuelto estilosas en Chilito, son los hombres los que andan en ellas. Las mujeres no se sacan nunca el morral que llevan en sus espaldas, hasta desfilan con ellos. Son multiuso, sirven para transportar desde galones de gas hasta guaguas. Acá las guaguas no lloran, ni se inmutan, las ñoras se las ponen en las espaldas y ahí se quedan, son un bultito. En todo el mes que estuvimos no vimos a ninguna guagua llorar, la cago!! Sorprendente!! Las madres tienen que aplicar ese sistema de morral.

Nos devolvimos al hospedaje para buscar abrigo, aprovechamos de sacar fotitos. Parecíamos ositos con tanta ropa y así nos fuimos al centro del pueblo donde seguía el carrete. Había cofradías tocando sus instrumentos, tomando chelas y bailando. Compramos una para no ser menos, y nos sentamos en la plaza.

Después de un rato de observar todo el entorno nos regresamos al hospedaje, nos tomamos una sopita y preparamos el dormitorio. Vimos Avatar y calentitos con el guatero nos quedamos dormidos.

Besos y saludos

Andre y Px





















































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