En el trayecto a nuestro próximo destino divisamos muchas terrazas incas, actualmente no se ocupan todas, sólo un sector. Me imagino lo hermoso que se deben haber visto los cerros llenos de cultivos. La carretera esta buena, pero la están enchulando, así que vimos varios banderilleros que nos avisaban si avanzar o no, hasta uno nos dijo, Hola Chilenoo!!! Quizás insignificantes para algunos, pero pa nosotros fue bakan, nos salió el patriotismo con un chi chi chi le le le viva CHILE, entre los dos no mas, para no sacar rencillas.
A lo lejos divisamos un cerro con una callampita en la cumbre, luego sabríamos que se llama cerro Baúl y que en él se disputaron batallas campales entre los españoles y los indígenas de la zona… nos fuimos acercando al cerro y fueron apareciendo los valles, bellos!!!, se veían los cultivos, alimalitos, cursos de ríos. Llegamos a la ciudad del pan, Torata, pueden encontrar de todo tipo de pan y deliciosos. La ciudad es como las que nos gustan a nosotros, tranquilita, con poca gente y con harto verde. Tiene una plaza bien enchulada, una iglesia grande construida en piedra, es linda. En la plaza compramos unos panes riiiiicoosss y un kilo de paltas, luego de las adquisiciones nos fuimos al mirador que se veía en lo alto de un sector. El mirador es la raja, está bien cuidado, tiene harto pastito, flores, bancas, y hasta tiene un Cristo. Mirando el paisaje, nos dispusimos a deleitarnos con unos panes con palta.
Bajamos del mirador y seguimos camino a Moquegua, antes fuimos a ver unos molinos abandonados que hay en un sector de Torata. También fuimos a buscar unas cascadas, pero no las encontramos.
Llegamos a Moquegua con hartooo calorshhhh, es una ciudad agrícola bastante grande y bonita. Fuimos a la plaza donde hay una catedral que tiene una parte antigua y otra remodelada. Nos dispusimos buscar hospedaje y ninguno tenía cochera… como el valle es tan bello nos dio con que queríamos acampar, fuimos a la oficina de turismo para averiguar si había algún camping. El tipo nos dijo lo que podíamos visitar en el centro, y también nos contó la ruta del pisco. Nos dio el dato de donde podríamos acampar… partimos palla. Ahí sí que es campo, estábamos felices, nuestro paisaje ideal, hay hartos restorant con el plato famosisisimo de cuy frito.
Buscando donde quedarnos, dimos hartas vueltas, preguntamos en muchas partes… todos decían que no. Ya estábamos aburridos buscando… entramos a una cuyería y nos mandaron a El Rancho, les dijimos nuestras intensiones a los dueños y nos dijeron que sí, ehehehe, estábamos como perritos con dos colas, pero después nos dijeron que no, buuuu, porque en las noches sueltan los perros, son bravos y que nos podían morder y too el atao… se nos desinfló toa la alegría... Nos dió otro dato, con el Pablo dijimos, ya esta es la última donde preguntamos, es un restaurant cuyería “El Huabal”, fuimos a preguntar y para nuestra sorpresa, la señora nos dijo de una que síiiiii, estábamos felices, era una casa de campo, con tremendo patio… entramos la camio, pusimos la carpa, conversamos con la señora Irene, fuimos a comprar al pueblo, compramos pancito, leche de la rial, de vaca, unas aceitunas. Ella compro unas cosas para su casa. Conocimos a sus hijos, al computín y al Cesar, con él compartimos más. Nos contó que en Moquegua hay bastantes minas, como hay hartas lucas los precios aumentan.
El Cesar es muy simpático, nos contó que vivió en España, en Madrid, jugo varios años en hartos equipos de fútbol, hasta jugó en el Rayo Bayecano, y ahora es entrenador de fútbol de niños.
Esa noche cocinamos tallarines con salsa y atún, y tomamos leche de vaca calentita. Es el mejor campamento que hemos tenido.
Besos
Andre
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