17 de Septiembre 2010
Ya teníamos todo listo y partimos a Guayaquil, habíamos visto en la página web del consulado que iban a realizar una ramada para celebrar el 18 de septiembre, nuestra idea era pasar con más chilenos esas fiestas y que mejor si podíamos ir a la ramada. Luego de unos correos electrónicos al Centro Chileno – Ecuatoriano, logramos que nos hicieran una rebaja del 50% de las entradas, sólo íbamos a pagar 5 lucas por cada uno, con cena y baile incluido, no lo queríamos perder…
En el camino hacia Guayaquil se repiten las bananeras, parece que estuvieran invadidos de estas plantas, pasan avionetas fumigando a muy bajo nivel, nosotros vimos varias y cerrábamos las ventanas para q no nos fumigaran… vimos además plantaciones de arroz, y bastantes vegetación…
Cuando llegamos a la ciudad caótica, llamamos a Luis, un amigo de Juan Carlos que nos iba a ayudar a conseguir un lugar donde dormir. Esperamos a que se desocupara de una reunión y por mientras paseamos por la ciudad.
Guayaquil es enorme, es la segunda ciudad más grande del Ecuador, donde se concentra la actividad económica. Tienen unas carreteras espectaculares que conectan toda la ciudad. Hay un puente grande que cruza el río Guayas.
Fuimos a pasear al Malecón 2000, que esta súper arregladito, según el Juan Carlos se construyó a partir de la evasión de impuestos de muchas personas ricas. El nombre de las personas que “contribuyeron” a la construcción de ese malecón está en una especie de monolitos transparentes, se supone que para recordar su “bondad”.
Nos volvimos a comunicar con Luis, y nos encontramos cerca del terminal terrestre de la ciudad. Nos llevó hasta su casa y conversamos un rato. Se sentía con la responsabilidad de buscarnos un lugar donde dormir, en su casa no se podía porque había mucha gente y tampoco tenia un lugar para estacionar la camioneta. Nos llevó donde una amiga, ahí conocimos a Margarita, tiene piezas para arrendar pero justo en ese momento estaba con mucha gente. Ella también se sentía con la responsabilidad de encontrarnos un lugar, los cuatro partimos a hablar en un estacionamiento cerca del sector. Luego de que la Margarita hablará con su voz energética, la dueña del estacionamiento nos dijo que bueno, que nos quedáramos… y en el tiempo que fuimos a buscar la camioneta, la señora cambio de parecer y busco mil excusas para decirnos que no.
La Margarita nos hizo seguirla a otro lugar, esta vez ella se bajo a hablar con el dueño del estacionamiento… la Margarita no lo dejó ni hablar con toda la introducción que le dio, le hablo de su linaje, del esposo, de ella, de toda la parentela y de nosotros, todo para que nos dejaran quedarnos esa noche. El tipo no se hizo ningún lío y nos dijo donde nos podíamos estacionar. Esa noche agradecimos al cielo la amistad y preocupación con la que nos recibieron… quedamos con el Pablo ir a verla al día siguiente.
Arreglamos nuestra casa móvil y a dormir!
Besos
Andrea y Pablo
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