Despertando en el lugar donde estábamos, rodeados de naturaleza, con cerros, árboles, prados, volcán, vacas… por un momento habíamos olvidado la tremenda cagaita que había quedado en el país el día anterior.
Aprovechamos de pasear por Baños, es pintoresco, es un pueblito chico. Hay varias cascadas y fuentes termales, y por la ubicación que tiene (al borde de ríos y rodeada de cerros) es ideal para hacer caminatas y deportes extremos. Hay varias empresas turísticas donde arriendan bicicletas, motos y unos jeep chicos. Nos cuentan que el volcán ha estado activo varias veces y ha habido tres grandes erupciones que han arrasado con el pueblo, de hecho en varias partes del pueblo hay carteles donde se señalan lugares de refugio temporal y donde se avisa que hay riego volcánico. A pesar de todo esto, la gente sigue ahí, sin miedos y sin querer moverse… sucederá lo mismo con Chaitén?
Hay una ruta que va directo a los ojos del volcán, un lugar ideal para montañistas extremos y los amantes de los volcanes…
Ese día íbamos a viajar a Quito a juntarnos con nuestros amigos que están haciendo el viaje en escarabajo desde Chile hasta Alaska, sabíamos que debíamos tener cuidado porque el ambiente era inseguro y de mucha inestabilidad política. Pero por lo que nosotros vimos, estaba todo tranquilo, habían algunos militares y policías que estaban resguardando la seguridad ciudadana… quizás el ambiente estaba un poco tenso porque los policías no podían portar armas y están bajo el mando de los milicos hasta que se termine el estado de excepción.
Pasamos por Ambato que es la capital de la provincia de Tungurahua, es un importante centro comercial. Dicen por ahí que es el jardín de Ecuador porque se ubica en un valle muy fértil, donde se da de todo tipo de vegetales. Paseamos un ratito por el centro y vimos mucho indígenas, parecía como si nada hubiera ocurrido el día anterior, todo seguía normal.
Salimos de Ambato y se apareció ante nuestro ojos el Cotopaxi!! Grandioso volcán activo de más de 5.800 metros de altura. Agradecimos que en el instante que íbamos observándolo nos mostró su cima esplendorosa. A los costados de la carretera se ven muchos puestos donde venden fritadas, que es chancho frito. Además de los famosos cueros de chancho, muy apetecidos acá, pero no de nuestro gusto…
Llegamos a Quito cuidándonos del famoso “Pico y Placa”, es el sistema de restricción vehicular de la capital del país. Este sistema se rige por los últimos dígitos de las patentes, distribuidos de lunes a viernes y en ciertas horas y rutas donde hay más congestión. Nosotros fuimos advertidos por el dueño del escarabajo que días anteriores le retuvieron el auto por andar con restricción, tuvo que pagar como 80 dólares por la gracia.
Como andábamos con restricción nos fuimos a esconder al estacionamiento de la Caridad, donde nos alojaríamos esos días en Quito. Llamamos a los chiquillos y nos recibieron con una degustación de camarones al ajillo, a la ecuatoriana y a la peruana.
En Quito fue donde quedó la escoba, los chiquillos desde el departamento de la Caridad, pudieron ver como las balas iban y venían. Esa noche decidimos no salir.
Negrita.
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