Loja es la capital de la provincia del mismo nombre, lo cruza el río Zamora. Es una ciudad larga, rodeada de cerros. El mayor atractivo que tiene es el parque que esta cerca “Parque Podocarpus” que ocupa una gran extensión de territorio, tiene varios accesos y se puede observar flora y fauna autóctona. Si te metes a lugares muy apartados se pueden avistar osos.
Esa mañana nos despertamos en casa de Diego, luego de compartir un rico desayuno, salimos a pasear. Llegamos a la calle principal, donde hay un pequeño centro comercial, al ladito hay un peladero, mirando por un hoyito vimos una vaca grandotota que tenía una especie de bufanda que le daba un toque casi humanizador, aunque estaba llena de mil moscas q le rondaban por todo el cuerpo, la vaca ni se inmutaba ante el ataque, al parecer los bichos ya son parte de ella.
Caminamos un poquito y nos topamos con la primera calle Chile, jajaj, pare q las relaciones con Ecuador y nuestro chilito son buenísimas.
Llegamos al centro y por supuesto pasamos al mercado, tremendooo y diverso, había un pasillo con muchas frutas, otro de verduras, otro de carnes y otro de pescado, y el que más me gusto porque no había visto, fue el pasillo de las flores, muchas, de miles de tipos, colores, formas, aromas, bello bello.
Como ese día era domingo, habían muy pocos locales abiertos pero igual recorrimos toda la ciudad. Llegamos a una de las iglesias, paseamos cerca del convento, llegamos al reloj, y finalmente a la calle Lourdes, que es una calle muy antigua y tanto la calle como las casas mantienen los diseños de antaño, su callecita angosta de piedras y las casas con sus balcones de estilo colonial. Pintoresco el barrio… ahí caímos en la tentación de comernos unas humitas… y observar a destajo a un perro lanudo con lengua morada…
Luego de nuestro paseo por la ciudad fuimos a despedirnos de Diego para partir a Vilcabamba, lamentablemente no estaba y le dejamos un mensaje y unas monedas chilenas que nos había pedido.
Nuestro camino a Vilcabamba fue precioso, montañas llenas de arboles, un ambiente campestre, vacas por todos lados. El día estaba a nuestro favor y el cielo con sus nubes nos daban la bienvenida.
Llegamos al Valle de Malacatos y en la ciudad nos asombro su iglesia inmensa, que se alza sobre las demás construcciones. Una iglesia antiguisima, de color celeste y blanco.
Seguimos nuestra ruta y finalmente llegamos a Vilcabamba, un lugar de una pasividad tremenda. Dicen que es el valle de la longevidad, que fácilmente puedes encontrar a personas de unos 100 o más años… no saben científicamente porque los viejitos viven tantos años… pero para la gente con la que conversamos es fácil la respuesta es la tranquilidad, el aire puro y el contacto con la naturaleza, también le atribuyen algunos puntos al agua que consumen, que tendría poderes curativos.
Vilcabamba da la bienvenida a todos sus visitantes. Son muchos los extranjeros los que llegan acá, los más viejitos buscando extender su vida por un tiempo más.
Nosotros teníamos un dato de donde nos podíamos quedar, Jeanet , esposa de Tranquilo, tiene a su hermano que vive allá. Tiene un bar que se llama Shanta`s Bar. Para allá partimos… aunque no es nada de difícil encontrarlo, nosotros nos dimos algunas vueltas medios perdidos…
Llegamos al famoso bar, y en vez de preguntar por Shanta, pregunte por Santiago, la persona q nos atendió, la Lola su esposa, luego atinó que estábamos buscando a su Shanta, es q nadie le dice Santiago…
Conversamos con Shanta y le dijimos que veníamos de parte de su hermana… lo primero que nos dijo fue que no tenía ni lugar ni espacio para nosotros, pero q cerquita estaba el río y que ningún problema en quedarnos ahí. Nosotros ni nos hicimos atados para allá partiríamos, pero nos quedamos conversando de la vida, de las experiencias, del viaje, el Shanta nos ofreció su trago milenario, “CULEBRA”, ahí nos contó q es un trago de agua ardiente de caña, se deja remojando por unos días en un jarro con dos culebras para añejarlo… después de eso se saca y se toma como un tequila, limón y sal y shumpadentro… el agua ardiente es de 80 grados, el nos dijo que con dos nos tenía que llevar en camilla a la camioneta, por lo mismo sólo nos dió unito (como dicen acá)…
Conversamos del viaje y el nos pregunto por la plata, le dijimos que ahorramos pero q si necesitábamos trabajar lo hacíamos encantados, ahí le hablamos de nuestras habilidades y cuando la Lola (esposa del Shanta) escucho que el Pablo arregla computadores, salto contándole todo su drama existencial con su computador… el Pablo le dijo q ningún problema q era súper fácil de arreglar…. Ella feliz nos ofreció a cambio de ese servicio, amistad, unas pizzas, juguitos, chela. Otra culebra y alojamiento… todo a cambio de los servicios del Pollito…
Shanta y Lola tienen ese bar - restaurant hace como 11 años, les va muy bien, es bien chico pero cabe la gente justa y necesaria dice él. Antes era sólo bar, pero se cansaron porque era mucha la tomatera y tenían que andar sacando a los curaos odiosos. Ahora sólo funciona como restaurant, que tiene un estilo bien particular, dice q no ha comprado nada que hasta las mesas las han hecho ellos mismos y los adornos son regalos o recuerdos de viajes o expediciones que han realizado.
La Lola tiene al ladito del restaurant tiene un pequeño spa, donde van todos los viejitos a hacerse masajes. Ella es terapeuta, arregla los músculos y huesos a puro masaje. Me cuenta que tiene sólo clientes extranjeros porque son más relajados y saben a lo que van. Los nacionales, como dijo ella, son más morbosos.
Por su parte Shanta, es montañista por esencia, le encantan los cerros y cada tanto va a excursiones por varias semanas… le encanta el cordón montañoso de Perú, especialmente la cordillera blanca (callejón de Huaylas). Le mostramos nuestras fotos de Torres del Paine y lo dejamos entusiasmado.
Esa noche nos quedamos conversando mucho, nos contaron de sus vidas, de Vilcabamba, del restorant… nos reímos mucho con los chistes y chamulleos de Shanta.
Saludos, Negrita.
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