viernes, 12 de noviembre de 2010

Embalse El Peñol a Puerto Boyacá

07 de Noviembre de 2010

Nos despertamos con una vaca respirando en nuestra ventana, jajaj. Parece que estábamos invadiendo su territorio. El rey sol nos saludo, no se asomaba ninguna nube de lluvia. Aprovechando el momento, el lugar, el aire y todo fuimos a ver si teníamos posibilidades de pescar algo en la laguna.
Pero no! Nada! Nuevamente… aprovechamos de observar el entorno, disfrutar de la brisa de la mañana y de mirarnos con amor.
Salimos de ese sector, en el camino hay muchos puestos de comida y aprovechamos de comer unas bolitas de choclo frito, muy ricas y una arepa también de choclo, una delicia.

Llegamos a Guatapé, que ha sido el pueblo que más se ha beneficiado con esto del embalse, hasta construyeron un malecón y tienen de todo lo que el visitante quiera hacer en deportes acuáticos. En un sector del pueblito hay casas que en la parte inferior de la construcción tiene dibujos en relieve, están pintados llamativamente y eso le da un toque muy especial.

Ese día nuestra intención era irnos a Puerto Boyacá, pusimos ese lugar en el GPS y nos mando por un camino q no tenia salida… nos tuvimos que devolver a una carretera más formal. En el trayecto vimos deslizamientos de rocas y había personas removiéndolas. También, como es habitual de Colombia, vimos en la carretera varios puestos de militares. Nosotros lo único que queríamos era un río con agua clarita para darnos la ducha mañanera, pero nada!! Sólo había ríos con agua color chocolate. Pasamos todo el día sin tocar una gota de agua q nos sacara la traspiración.

En ese camino vimos varias casas abandonadas con hoyos de balas, nos dijeron que en la época más dura y violenta del país, en esa zona hubo muchos enfrentamientos. Además por ese sector estaba la finca de Pablo Escobar, donde tenía el zoológico. Quizás por esa razón hay tantos militares, cada unos dos kilómetros nos encontrábamos con ellos.

Llegamos a un Pueblito llamado Puerto Tranquilo, está en a las orillas del Río Magdalena, que está desbordado con tanta lluvia. El pueblito más fome que carrete de curas, paseamos por sus calles… nos sentíamos en vitrina, porque al parecer no entran muchos vehículos y todos nos miraban. Decidimos abandonar el pueblo e irnos a otra parte, a la salida se nos cruzo una iguana gigante, la iba persiguiendo un perro. Jajja, nos cagamos de la risa q en vez de q se nos crucen los típicos perros o gatos, gallinas, burros, caballos o llamas, se nos cruzara una iguana.

Pasamos por arriba del Magdalena por un puente que tenía alrededor de 200 metros, se movía mientras cruzábamos.

Llegamos a Puerto Boyacá, la ciudad era un horno!!!! Mucho calor, mucha humedad! Y el pueblo ningún brillo, lo que más tenia era motos. Fuimos a la policía a ver si nos daba asilo por la noche y nos dijeron que si, pero no nos tinco mucho el lugar donde nos dijeron que nos podíamos quedar y partimos a buscar estacionamiento.
Dimos con un lugar, nos recibió la señora Emilia, hasta nos prestó ducha y el baño para que estuviéramos cómodos. Esa noche traspiramos más que en el sauna, necesitamos un ventilador urgente sino nos vamos a morir cuando durmamos dentro de la camioneta.
























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