miércoles, 15 de diciembre de 2010

Churuguara a Adicora

5 de Diciembre de 2010

Salimos del hotel justo a la hora de salida, a la 1p.m. ni un segundo antes ni un segundo después. Nos dimos unas vueltas por el pueblo, vimos su hermosa plaza y su iglesia, que se veía más bella con el azul del cielo que nos regalo ese día.

Emprendimos el viaje hacia nuestro nuevo destino, en el camino vamos constatando los embates de la naturaleza… las lluvias no han cesado y ha dejado muchos desastres, caminos cortados, casas destrozadas, pueblos enteros inundados. En el sector hay varias represas y por la radio nos enteramos de que hay algunas que se han desbordado.

Cuando el sol aparece y las nubes se van, vemos a la gente en su cotidiano… lo que más nos gusta es observar a los hombres de todas las edades, jugando beisbol, con palos de madera y pelotas improvisadas, cuando no hay espacios para una cancha aprovechan la calle para hacerlo.

Vemos bastante pobreza en el camino, casas muy precarias construidas de barro y palos.

Llegamos a la represa El Isiro, es bonita, hay un camino que la bordea pero en algunas partes está cortada… por ahí hay más mosquitos que personas… teníamos la intención de quedarnos pero el guardia nos dijo que era un recinto privado y tuvimos que irnos del lugar.

Luego de un rato conocimos Coro, nos comentaron que es una de las ciudades de Venezuela que conserva mejor el casco histórico… nos dirigimos hacia allá y para nuestra sorpresa, muchas de las casas antiguas fueron afectadas por las lluvias… paredes completas se destruyeron, techos en los pisos… fue impactante verlo…

Seguimos recorriendo sus calles… vimos la iglesia San Francisco, la plaza… hay construcciones muy antiguas que a pesar de las lluvias se encuentran intactas… y realmente son preciosas… casas de abobe con marcos de madera con colores llamativos, calles empedradas… una verdadera joya colonial…

Salimos de Coro hacia la Península del Paraguaná, en la entrada a la península s vemos los Medanos de Coro, ese paisaje nos hizo sentir que estábamos en el desierto del Sahara… son enormes dunas de arena muy fina, amoldadas al antojo del viento… pasamos justo en el atardecer, las dunas se tornaron color dorado… un bello espectáculo nos regalo la natura, después de ver tanta lluvia.

Tomamos una desviación en el camino, a lo lejos divisamos una cabrita… nos acercamos y vimos el nacimiento de sus crías… aun tenia la placenta colgando y las crías estaban en el suelo sin la fuerza necesaria para levantarse… sólo chillaban. No quisimos quedarnos mucho tiempo para que pudiera estar tranquila atendiendo a sus recién nacidos…

Continuamos rodando por el estrecho camino que une Coro con la Península, vemos agua que se mezcla con el mar y cactus que crecen en los islotes. Se divisan carteles con dibujos de burros y de palmeras simulando que se las lleva el viento, o sea q corre mucho viento y que hay burros salvajes… paramos en un cartel que decía ánimas de Guanare, es una especie de gruta donde la gente pone velitas y piden que les conceda deseos…

Medio oscuro llegamos a Adícora, el lugar donde nos quedaríamos para pasar la noche…. Es un pueblo que tiene mucho turismo, porque tiene playas muy lindas… cuando nosotros llegamos aún quedaban rastros de las inundaciones, vemos las marcas del agua en las casas, incluso hay calles por donde no podemos pasar…

Le pedimos a una señora de una residencial que nos arrendara el patio para poner la camioneta y pasar la noche, nos dejo quedarnos… nos instalamos y salimos a recorrer a pie… había una plaga de sapos y mosquitos… con la subida del agua también vimos algunos cangrejos en plena plaza. Había que caminar mirando hacia el suelo para no pisar un sapo, había de todos los tamaños…

Nos devolvimos a la guarida a cocinar y a dormir…
































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