lunes, 9 de mayo de 2011

Filadelfia a Mayor Infante Rivarola

24 de Abril de 2011

Nos preparamos para seguir el viaje, cargamos agua y fuimos a comprar, lamentablemente todo estaba cerrado… era día domingo y suponemos que los menonitas no trabajan ese día.

Ese día amanece nublado y sigue así todo el día… hasta sentimos un poco de frío. En la ruta no vemos muchos autos y tampoco hay muchos pueblitos. Las personas que divisamos son indígenas…

Llegamos a Mariscal Estigarriba, pensábamos que era una ciudad pero nos topamos con un pueblito muy pequeño. Paramos en un sector que decía aduanas… nos llamó mucho la atención porque aún nos faltaban más de 200 kilómetros para llegar a la frontera con Bolivia. En ese lugar tuvimos que hacer el sellado de los pasaportes y el vehículo queda pendiente hasta la frontera donde hay una oficina.

Desde allí se pone malo el camino… está asfaltado pero tiene muchos hoyos. Nos demoramos muchas horas en andar como 100 kilómetros… menos mal que no había sol, porque sino nos cocinamos.

Nuestros compañeros de viaje fueron las aves!! Los pajarólogos serían felices acá, hay de todos los tamaños y colores. Hay unos aguiluchos que se sienten dueños del camino y se quedan quietos, a penas se mueven cuando nos acercamos.

En el camino vemos también cabritos, armadillos y arañas… también muchos de esos árboles bonitos, son gorditos abajo y el tronco está lleno de espinas… los divisamos a lo lejos porque tienen unas flores amarillas muy llamativas.

Lo más curioso es que en medio de la ruta nos topamos con un disco pare, jajja, no tenía ningún sentido porque no había nada!!!

Luego de unas horas manejando llegamos a La Patria, un pueblito con más cabritos que personas… necesitábamos poner más combustible y la única bomba estaba cerrada…

Desde ahí el camino mejora, es asfaltado y sin ningún hoyo, está nuevito.

Comienza a atardecer, pasamos por un lugar donde se quedan los camioneros, pero preferimos seguir hasta el edificio de adunas. También pasamos por un control militar… el milico nos revisó los papeles… tenía buen ojo, ni abrió la camioneta y vió el gorro de cuero del Pablo… nos dijo “puedo verlo?, puedo probármelo?, está bonito!!”, yo tenía el presentimiento de que nos iba a decir “me lo puedo quedar?”, jaja pero arrancamos antes de que pudiera pronunciar esas palabras.

Finalmente llegamos al límite donde estaba la casita de adunas de Bolivia y Paraguay… nos quedamos en el sector paraguayo porque en Bolivia no nos querían, jaja.

El señor de la aduana paraguaya nos prestó electricidad, sólo prenden el generador en las noches. Nos reímos con él porque estaban de carrete y ya estaba arriba del balón.
Nos presentó a su esposa boliviana, está embarazada, tiene 6 meses, el bebé se llama Juan Pablo.

Al ratito se despidió de nosotros, porque pescó su camioneta y se fue de parranda a Bolivia. Nosotros nos metimos a la camioneta y así terminó nuestro día.



























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