A Mi Tía Juana...

Antes de partir el viaje fuimos a visitar a mi Tía Juana a su casa en el centro, fue el día en el que andábamos probando la camioneta, y pasamos al super a comprar algunas cosas para la once. La Tía Juana nos estaba esperando con muuuuchas cosas ricas, y con su particular alegría, que a pesar de todas sus enfermedades y pesares de la vida nadie se la sacaba.

Ese día conversamos de la vida, de las penas, alegrías, de la familia, de amor, de los perdones y rencores… y ese día pude conocer a una de las personas más sinceras en lo que se refiere al amor… hace años ya que Don Osvaldo, su pareja, había fallecido, sin embargo la Tía Juana seguía amándolo como desde el primer día… nos contó como se conocieron, cómo algunos familiares la criticaron por acercarse a un hombre de mayor edad y con dinero… sin embargo a ella no le importaba, ya que su amor hacia Don Osvaldo traspasaba todas las críticas y barreras… también ese día la Tía Juana me enseñó lo que es la firmeza frente a las cosas que no le gustaban y que no toleraba ni tranzaba, como lo es un hombre golpeador… conversamos tantas cosas como nunca lo habíamos hecho…

Recuerdo cuando pequeño que íbamos a la casa de la Tía Juana y Don Osvaldo nos contaba sus mil historias, que jugábamos con la máquina de coser antigua de esas que funcionaban a pedal y que a mí me encantaba ver el barómetro que colgaba en una de las paredes de la casa… también me acuerdo que me daba miedo el ascensor antiguo del departamento, que por suerte no lo ocupábamos porque ella vivía en el subterráneo, y que era el único departamento con patio!!!.

En ese patio hay un nogal, del cual la Tía Juana sacaba las nueces para elaborar la mejor torta de mil hojas que haya conocido, creo que no hay torta de mil hojas como la que preparaba mi Tía Juana.

Hoy día Tía Juana la recuerdo con mucho cariño, y le hago este pequeño homenaje en honor a su partida, que si bien me entristece el alma, me deja tranquilo el saber que por fin esta descansando, sin dolores ni enfermedades, al lado del Tío Osvaldo que tanto ama. Me alegra que sea donde sea, se esta reencontrando con su amor, y le doy gracias por haberme enseñado lo que es la sinceridad, el amor puro, y la alegría frente a todas las adversidades, con mucho cariño, su nieto el Pablo.