martes, 10 de agosto de 2010

Trinidad, San Ignacio de Moxos

Salimos de Trinidad y entramos a la selva salvaje. El primer tramo estaba cubierto de humo, a los costados del camino hay varios charcos con avifauna silvestre, el sector es diferente a todo lo que hemos visto, estábamos muy emocionados, para los dos era primera vez que veíamos un paisaje tan bello, tan salvaje, es una planicie, no se ve ningún cerro en los alrededores. Está lleno de ríos y puertos, el río que atravesamos al salir de Trinidad es el Mamoré, es mucho más caudaloso y ancho y tampoco tiene puente. Está vez también lo tuvimos que cruzar en un bote, pero estas personas estaban más organizadas que en la otra cruzada, había una niña que cobraba los 50 bolivianos, unos 4.000 pesos chilenos, había una cuerda que daba la pasada. Nos subimos con la movilidad al bote, el sistema de arrastre es más moderno, lo amarran a un bote más chico pero con motor, así nos iban remolcando hasta el otro extremo. De ese modo también remolcan camiones hasta de tres cuerpos, buses, animales, de todo.

El camino hacia San Ignacio de Moxos es pantanoso, por esto las constructoras deben ir rellenando el camino con tierra seca, al parecer ha sido bastante complicado construirlo, además deben poner varios puentes y en los tiempos de lluvia (Diciembre a Marzo) todo se inunda y el camino casi desaparece.

Seguimos la ruta, nos estremeció el paisaje, los animales, las aves, muuuuuchas variedades de aves, unos parecidos a los flamencos, grandes, con las patas flacas pero con bufanda roja y la cabeza negra, vimos papagayos (uno que se llama barba azul que está en extinción), unas aves rosadas, otras cafés con cola amarilla. En un charco vimos unas especies de flor de loto, bello!!!

Seguimos en el camino y vimos cocodrilos!!!!!!!!!! Por primera vez en nuestras existencias vimos cocodrilos en su hábitat, habían muchos!!! No avanzábamos mucho porque nos deteníamos a cada rato para mirar todo lo que nos ofrecía ese paisaje, en una de esas paradas vimos unos ratones grandes, sin cola, era una manada, estaban en el agua, luego supimos que allá les llaman lobos de agua.

En el camino también vimos varias volquetitas que transportan personas, al parecer no hay muchos buses y las salidas de las volquetitas son más frecuentes, desde San Ignacio hasta Trinidad el pasaje vale 25 bolivianos.

Llegamos al pueblito, todavía tenía restos del tremendo carrete que habían tenido el fin de semana, el 31 de Julio es su fiesta y recién habían terminado dos días después , lamentablemente no alcanzamos a llegar. En esas fechas llegan muchas personas para mirar los bailes y conocer las tradiciones de la localidad. Había cualquier hippie que se quedaba en la plaza.

Fuimos al museo de la plaza, que queda en la iglesia, estaba cerrado, sólo pudimos pasear por los corredores donde había varios cuadros con la historia del pueblo. En no sé qué año llegaron los jesuitas a salvar las almas de los indígenas, por lo que en el pueblo hay una ferviente devoción católica mezclada con sus tradiciones.

Luego nos decidimos a buscar un lugar donde quedarnos, llegamos a un hospedaje barato, frente a la plaza. Estacionamos la movilidad y recorrimos el pueblo a pie, hay bastante comercio, compramos vegetales para cocinar en la noche. En una casa tenían de mascota a un papagayo, un barba azul.

Nos fuimos al hospedaje y cocinamos arroz con huevo, ensalada de tomate con cebolla y papas mayo. Además hicimos navegao, teníamos un vino hace años, lo hervimos, le pusimos cascaras de naranja y bastante azúcar, quedo rico!. Invitamos a tomar este brebaje al dueño del hospedaje y al Chino, el señor que hace la limpieza en el hospedaje. Éste nos contó que una vez viajo a Santa Cruz y que al retornar a San Ignacio se cortó un puente, así que la movilidad sólo llegó hasta un tramo, y tuvo que caminar 3 días para llegar a su hogar, en la noche no dormía, sólo caminaba por miedo a tanto animal suelto que anda en el camino. Ahí le contamos todo lo que nosotros de día habíamos visto, de noche deben salir más especímenes.

Con la guatita llena y el corazón contento nos fuimos a descansar, nos quedamos dormidos hasta el otro día, teniendo ducha disponible, ni nos bañamos, no nos dio el cuerpo.

En la mañana me levante tempranísimo para ir a comprar leche de vaca, busque la casa hasta que la encontré, muerta de sueño me puse en la fila para llevar el desayuno. Fui a la iglesia, aprovechando que estaba abierta y había muchas señoras vestidas de blanco limpiándola. A esa hora había pocos locales abiertos así que me fui al hospedaje, y aproveche de cocinar las lentejas que habíamos dejado la noche anterior. Con la señora del hospedaje hicimos truque de comidas, y encontró lindas las lentejas. Yo probé un brebaje de soya, rico se parecía a la avena.

Ordenamos y partimos nuevamente al camino.

Besitos

Andre































No hay comentarios:

Publicar un comentario