sábado, 4 de septiembre de 2010

Puente Coshñirhua a Oasis de Sangalle

En la mañana, cuando estábamos desarmando el hogar, pasaron unos gringos que nos observaron con extrañeza y el guía nos miro con enojo… las causas las desconocemos, porque su cara de pocos amigos no dio ni para saludarlo… ya teníamos todo listo y comenzamos nuestro recorrido del día. Primero llegamos al pueblito Coshñirhua, está bastante abandonado, sus casas son de adobe… vive muy poca gente… imagínense que deben estar súper aislados, al pueblo se llega a pie o en mula y en varias horas… además no tiene mucho atractivo… Seguimos nuestro sube y baja y llegamos a Malata, es más grande que el pueblo anterior, al parecer tiene más servicios y tiene una plaza e iglesia antigua… también vive poca gente, parece que hay más mulas que almas…

El paisaje de ese sector es árido, con harto cactus y sol, hay poco árboles que den sombra… de todas formas el paisaje es conmovedor… el día anterior habíamos estado al frente, en el otro cerro, y veíamos hacia abajo, en ese momento para mirar los cerros debíamos hacerlo hacia arriba… en el trayecto nos topamos a un señor que andaba buscando a su oveja, la muy suelta se había ido sola por la quebrada… al parecer ésta tenía una conexión del tercer tipo con su dueño, el viejito la llamaba y ella respondía con un beeee, el dialogo entre el dueño y la oveja siguió hasta q se reencontraron.

A lo lejos pudimos observar el oasis!!! Con la tremenda calore que llevábamos, achicharrados por el astro rey, traspilaitos y con las patitas pa la historia, lo único que queríamos era llegar a esas piscinas, a la sombrita, al pastito… queríamos todo lo que alcanzábamos a ver desde arriba. Pero aún nos faltaba para ese encuentro… luego de bajar hartooooo, divisamos unas cascadas, se veía hermoso, en medio de lo árido lo verde de las plantas que crecen… esas cascadas marcan el espacio, desde ahí todo es verde…

El lugar es especial para el descanso, llegamos al camping donde nos quedaríamos todo el día y la noche para después seguir nuestro camino. En el camping sólo cobran el consumo, no hay que pagar entrada, nosotros felices… el lugar es bakan!!! Tiene la tremenda piscina, con dos chorros de agua, especial para los masajes después de un largo trekking.

Lo primero es lo primero, nos dimos unos chaputrones que nos sacaron todo el piñén del cuerpo, luego hicimos algo de comida con la poca carne de soya q nos quedaba y una sopa maggi, q se coló en la mochila.

Nos tendimos en el pastito para descansar y disfrutar lo que no entregaba ese lugar, sol, brisa, sonido del agua, pastito, el ruido de los arboles con el viento… nos vino el piduye y salimos a caminar por el oasis, ahí cachamos que habían lugares más pulentos que el q nosotros estábamos, hay Longes, con mas infraestructura y más parafernalia, ahh y obvio cobraban más caro… igual nos quedábamos con nuestro camping q nos acogió tan bien… en unos de los longes encontramos pan y compramos unos cuantos porque andábamos con poca comida…

El camping es administrado por unos argentinos veganos hippies, son buena onda, en la cocina tenían muchos dibujos y escritos relacionados con el amor y la paz… puro hipismo… también hay unos nativos pero nunca entendí la relación entre ellos…

Nos devolvimos a nuestro hogar transitorio y el valiente del Pablo se baño en la piscina… luego vino la cena… en la mesa contigua sólo habían gringos, ni idea de lo que hablaban… nuestro limitante del idioma a veces nos juega en contra… luego de la comida nos fuimos a preparar el agua que debíamos llevar para la travesía del día siguiente… subir todo lo que habíamos bajado…

Besos

Andre



























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