Desperté en la camioneta ansiosa por lo que me esperaba… la noche anterior con la dueña de casa nos coordinamos para ir juntas a ordeñar las vacas y para que me mostrara su campo.
Ella se había levantado aún más temprano para ir a buscar a las vacas a la orilla del río, donde se van a alimentar. Cuando yo llegue estaban en el establo 4 vaquitas con la cabeza entre la reja y las patas amarradas para que no patee a la ordeñadora.
Acá sobran tanto las frutas que las vacas comen maracuyás, jajaj, en chilito con suerte probamos los jugos en polvo, jajaj. La señora Irene me contó que todas las vacas tienen su nombre, recuerdo a la Flaca, a la Gloria, y se me olvidaron los otros nombres. La idea es que la vaca se sienta identificada y según lo que escuchamos en la radio, si le ponen nombre a la vaca sale más leche, mishh.
Cuando terminamos nos fuimos a conocer la jaula de los cuys, tiene más de 100, son ene, los vende a 10 dólares pelado y vivo a 8 dólares. Además tiene chanchos, gallos finos (pa las peleas) y gallinas pa los huevos.
Después de mi encuentro cercano con las ubres de la vaca me fui al pueblo a caminar, al regresar tomamos un rico desayuno con leche de vaca y huevitos fritos.
Ordenamos las cosillas para seguir nuestro camino. Donde nos quedamos la noche anterior no había duchas y por lo mismo íbamos mirando algún río para poder lavarnos la pota. Así lo hicimos vimos una pequeña cascada que resulto ser la mejor idea para remojar nuestras existencias y q se nos pasara la calorsshhh y la traspilación.
En el trayecto nos llamo mucho la atención que al costado de la vía hay un oleoducto, que va por encima de la tierra, es muy divertido porque el tubo, se va adecuando a todo, si hay una para de bus, el tubo pasa por arriba, si hay una entrada de autos, el tubo es elevado por dos palos.
El oleoducto va pasando por todas las ciudades y nos va acompañando todo el trayecto hasta llegar al Lago Agrio o Nueva Loja, ahí estamos cerca de la frontera amazónica con Colombia y se ven hartos negros wenos. Igual nos advierten que no es un lugar seguro para quedarnos, porque ese lugar funciona como puerto fluvial que une varias localidades apartadas a través del río y eso se presta para tráfico de armas, drogas y bencina (la utilizan para el procesamiento de la coca). La ciudad no era muy bonita, y la pasamos rápido.
Al rato llegamos a la Joya de los Sachas, antes nuestros ojos una planta petrolera, parecía el infierno (no lo conozco pero es como lo muestran en la tele) con dos chimeneas tirando fuego, feito, no nos gusto…
En ese recorrido pasamos por hartos puentes, putas que hay ríos en este Oriente ecuatoriano.
El cielo nos regalo un atardecer espectacular y en eso llegamos a Loreto y con la suerte de que en la casa que preguntamos donde podíamos quedarnos nos cedieron la cocina para que pusiéramos nuestra carpa. Menos mal porque ya entrada la noche se largo un aguacero torrencial, normal en esta selva, me desperté varias veces con los truenos y relámpagos que estaban sobre nuestras cabezotas.
Chauuu
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