viernes, 15 de octubre de 2010

Quito

3, 4 y 5 Octubre 2010

Despertamos con tremenda chuchaqui y sin ganas de nada, sólo de larvear! Y eso hicimos, sólo dormimos, terminamos de hacer las empanadas que quedaban, hicimos terapia de grupo con los problemas de viajeros y nada más... éramos unos estropajos.

Al siguiente día, era el día del adiós, los chiquillos del escarabajo partieron a Otavalo y nosotros seguiríamos en Quito. Fue un momento de abrazos y palabras, para nosotros fue un descubrimiento inmenso habernos encontrado en la ruta de nuestras vidas, nos llenaron de fortaleza y amistad. Gracias!

Quito seguiría siendo nuestro lugar por unos días más, nos cambiamos de casa porque la Cari debía viajar a Guayaquil por su pega. Nos cambiamos a la casa de Marco y su familia, este pana nos recibió con mucho cariño, de una nos saco a pasiar por el centro histórico de la capital ecuatoriana que en 1978 la Unesco declaró como Primer Patrimonio de la Humanidad.

Tomamos el Trole y nos bajamos en el Teatro Sucre, donde hay una estatua del mismísimo Sucre con su mujer. Ese Teatro es antiquísimo, fue inaugurado en el año 1886, luego de años comenzó su recuperación y actualmente luce como si fuera nuevecito de paquete.

En la plaza donde se encuentra el Teatro Sucre, esta don Evaristo, una estatua de un señor que solía contar cuentos en diferentes lugares de la ciudad. Según nuestro guía este señor Evaristo fue y es muy famoso, era histriónico y lograba juntar a muchas personas con sus historias quiteñas. Nos despedimos de don Evaristo y partimos a una Iglesia famosa que no recuerdo el nombre. Ahí nos topamos con unos niños q estaban felices con las fotos que les sacamos.

La mayoría de los locales que hay en el centro histórico mantienen sus fachadas coloniales, nos explican que por una ordenanza municipal, todos los locales deben poner los nombres de éstos con el mismo estilo, que son letras de fierro.

Llegamos a la Plaza de la Independencia donde está ubicado el Palacio de Gobierno Carondelet, que ahora está con varios carteles que dicen “La Revolución Ciudadana está en marcha”, como estamos en estado de excepción hay muchos militares con armas resguardando el palacio y la plaza.

En el palacio de gobierno hay una placa que recuerda la muerte de uno de los presidentes del país, don Gabriel García Moreno, que fue asesinado en ese lugar en el año 1875.

Rodeando la Plaza hay varios edificios importantes, esta la Catedral que en un sector del techo tiene un gallo, dice la leyenda que “Don Ramón un señor muy pudiente siempre insultaba al gallo y era pior cuando se emborrachaba. Un día paso don Ramón bien curaito y empezó a insultar al gallo y de pronto el gallo de fierro bajo de la torre y le hizo prometer q nunca más tomaría y que nunca más lo insultaría, don Ramón asustado dijo a todo que sí y dejó de tomar… pero el gallo nunca bajo, fueron sus amigos que tramaron todo para que dejara el copete.”

En la mitad de la plaza de la independencia hay una torre, alrededor de esta hay unos carteles y en uno de ellos nos enteramos de que la amistad chileno – ecuatoriana se remonta a varios años atrás. El cartelito señala que en 1812 el cura Camilo Henríquez hizo colocar en el faro del muelle de Valparaíso una placa que dice “A Quito, luz de América”.

Luego nos fuimos a dar una vuelta por la calle Chile, donde hay hasta una plaquita donde se recuerda la amistad de los ecuatorianos con nuestro chilito, dice “Esta calle lleva el nombre de la hermana Republica de Chile, unidad desde sus orígenes al Ecuador con indestructibles y permanentes lazos fraternos”.

Caminamos por las calles del centro y parecieran que los militares ya son fauna habitual por esos sectores, caminan como si fueran sus calles. Nos paramos a sacar una foto de un grafiti que decía “Chapas hijos de puta” (chapas son los policías), y un señor se anduvo enojando y nos dio el tremendo sermón de porque no sacar esa foto.

Llegamos a la iglesia La Compañía y luego fuimos a la Iglesia de San Francisco. Que tiene tremendo antejardín, había unas señoras que estaban sacando los pastitos de entre los adoquines, pa se vea todo limpiecito de toda malecilla que crece x allí.

También en el recorrido nos topamos con la calle “La Ronda” que es una callecita bien estilosa, con plantas en los balcones, las fachadas bien enchuladas, tiene una onda parecida a la de Lastarrias, con cafés, galerías de arte de todo para el seudo ciudadano cultural artístico borracho esotérico. Ahí mismo, en pleno callejón, xq no da pa calle, hay una instalación artística, un brazo saliendo de una ventana, el Marco dice q la mano esta lista pa ponerle un copete.

El Marco me invito a tomar un canelazo, que es agua ardiente de caña con agua de canela con naranja, no es lo mismo pero me recordó al navegao, xq es un trago que se sirve caliente.

Conocimos la iglesia Santo Domingo (todas las iglesias de todas las ciudades de Latinoamérica tienen los mismos nombres) y también visitamos el Arco El Ejido.
Y finalmente terminamos nuestro recorrido en el Barrio Mariscal, igualito a Bellavista. Ahí nos fuimos a un sucucho a tomar Pilsener, escuchando rocks ecuatoriano. Para matar el hambre nos engullimos unos shaguarmas con papas fritas.

Cuando llegamos a la casa del Marco nos encontramos con su familia, su madre Carmita, su hermano Paolo y la Diani, sólo falta su padre que trabaja en Guayaquil y viaja a Quito algunos fines de semana. Conversamos de nuestra aventura de muchas cosas, nos sentimos muy acogido, como en familia. Se nota que son una familia muy unida, son muy divertidos. Ah y tienen un pichirilo blanco del año del copi.

Al siguiente día Marco nos guío hasta el famoso teleférico, pero llegamos allá y debíamos pagar 8 dólares con 50 por cada uno, no nos quisieron hacer descuento por más que rogamos. No se apiadaron de nuestra existencia. Al ingresar al recinto del teleférico había que pagar y eso daba derecho a entrar a uno de los juegos de un mini Fantasilandia que andaba por ese mismo sector. El Marco se subió a un juego, después de unas sacudidas la máquina nos devolvió al pana, blanco como potito de guagua.

Cuando íbamos caminando hacia la camioneta para movilizarnos a otro sitio de la gran ciudad nos topamos con una concuna rarísima, era de color morado y su cuerpo tenía puntas, y esas mismas puntas tenia más puntas. Parecía de mentiras, rara la cuestión pero bonita!. Después vimos a su hermana pero era de color verde.

Estaba nublado y a la altura que estaba veíamos que en algunos sectores de Quitof estaba lloviendo con tormenta eléctrica incluida. Nos fuimos al mirador de Panecillo, un cerrito en medio de la ciudad, sus calles se parecen a las de Valparaíso. En la cima esta la virgen ángel aplastando al demonio representado en un cocodrilo o culebra?, bueno un reptil era…

En seguida, Marco nos guio al Valle de los Chuyios, donde vimos el monumento al Colibrí, al Choclo y a la Chuchaqui (donde hay una estatua gigante de un hombre tomando agua a destajo por la chuchaqui o caña).

Ese fue nuestro recorrido por Quitof! Con un muy buen guía y amigo quiteño, Marco.

Besos, yo























































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