viernes, 5 de noviembre de 2010

Ibagué a Desierto de la Tatacoa

27 de Octubre de 2010

El horario de salida del parqueadero nos obligó a levantarnos temprano, así que ya a las 8 AM andábamos hueviando en la calle; por un lado esta medida nos ayuda a aprovechar de mejor forma la luz (acá ya a las 5:30 esta amaneciendo)… como dicen por ahí: “a quien madruga, dios lo ayuda”, pero para mi ese dicho no se cumple mucho, yo diría mejor “a quien madruga, anda cagao e sueño todo el día”... ese si que se me cumple al pie de la letra!.

Nos dirigimos al super a comprar los famosos Ponqués, que son nuestra golosina favorita… son unos bizcochos bañados en chocolate que se parecen a los chocman, pero sin manjar, muuucho más grandes y muuucho mas baratillos, valen 500 pesos shilenos los 5… como dicen por aca, están a precio de gallina flaca.

Al volver a la camio nos enteramos de la muerte del ex presi Kirchner; de ahí nos dirigimos al conservatorio de Ibagué… dicen que es la ciudad musical de Colombia, así que supuestamente esta lleno de artistos… en el sector del conservatorio también se encuentra el jardín botánico, al cual queríamos ir, sin embargo había que pagar para entrar así que no fuimos no más…

Nuestro destino del día era el Desierto de la Tatacoa así que para allá las emprendimos. El paisaje pasa de una zona de árboles y arbutos (cafetales) a un sector más árido y plano, que sin embargo mantiene su verde. La aparición de las famosas vacas camello nos anuncian que vamos bajando de altura y que el clima es más cálido, ya que estos bicharracos viven por estos sectores.

Para llegar al desierto hay una ruta bien directa que se hace desde un pueblillo llamado Pata; ahí se debe cruzar en una barcaza, sin embargo por las lluvias el Río Magdalena tiene la del oeste y no es posible atravesar por ahí, así que la opción oficial en ese momento es pegarse el pique a Neiva y de ahí volver al norte por un camino que se encuentra al lado oriental del río, lo que significa unas dos horas más de viaje y unos 80 km más de recorrido… como ya estábamos ahí la hicimos no más.

Todos los pueblos aledaños al Río Magdalena son muy calurosos, y Neiva no es la excepción, así que aplicamos refri en la camio (aire acondicionado)… de Neiva no podemos decir mucho porque sólo pasamos x ahí, y vimos algunas estatuas, un malecón, un mirador.. lo que si escuchamos en la radio es que hubieron dos atentados explosivos el día anterior atribuidos a las FARC, y en uno de ellos murió un vagabundo; al parecer los utilizan para transportar material explosivo… Neiva esta ubicada en las denominadas zonas rojas, que son los sectores donde la guerrilla está más activa, y esta ciudad sería el límite norte del sector más conflictivo de Colombia… por lo mismo esta lleeeeno de militares armados por todos lados y en las radios se suelen escuchar noticias relacionadas con el tema.

En Neiva es posible cruzar el Río Magdalena por un gran puente y luego se empalma la ruta hacia el norte para el Desierto de la Tatacoa. El paisaje de este lugar es muy similar a nuestro semiárido de la cuarta y tercera región, que claro a estas latitudes no es muy común de ver, por lo que lo llaman desierto, jajaja. Igual se ve verde por varios lados, y hay muchos catus, vacas camello, ovejas sin lana y erosión en los suelos, que forman cárcavas y/o surcos por varias zonas. El camino es destapado como le dicen por acá a los caminos de tierra, y como estamos en época lluviosa justo nos toca lluvia y la ruta se vuelve un poco complicada, ya que el suelo es arcilloso y las ruedas se llenan de greda y patinamos un poquitiquico.

En el desierto hay un observatorio, que tiene más de hippie que de científico; no está funcionando porque hay muchas nubes, seguimos por la ruta y llegamos al sector denominado los hoyos. Nos dicen que ahí hay una linda piscina natural inserta en medio de unas paredes erosionadas, así que preguntamos en un restaurant – hospedaje turístico y nos dicen que x 3 lucas colombianas c/u (1.500 shilenos en total) podemos acceder y además quedarnos a dormir en el recitno, así que de una nos quedamos. Para aprovechar el poco de luz que nos quedaba apretamos a la piscina y realmente es un lugar hermoso, como no había nadie además fue mucho más grata la bañada. Luego volvimos y armamos campamento y cocinamos, ahí nos comentan que no había llovido hace unos 8 meses y que nosotros habíamos traído la lluvia, jajaja. Nos acostamos y a eso de las 23 horas se largó con cuática la lluvia, con tormenta eléctrica y rayos por todos lados, que debieron haber estado cayendo algunos muy cerca de nuestro hogar. Como hacía tanto calor, aproveché de bañarme en la lluvia (px) y luego a dormir!.























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