sábado, 6 de noviembre de 2010

La Vega a Manizales

31 de Octubre

Despertamos en el HOTEL GUALIVA, le dijimos a la Rocío que íbamos a promocionar su hotel, jaja. Es súper bonito, cómodo, tiene un patio enorme, con piscina y con salida a un río. Cuando no llueve el río trae el agua transparente, nosotros no anduvimos con suerte pero otros sí. También tiene una zona de camping. Se hacen precios por grandes grupos o familias.

Rocío es muy amable y simpática, le encantó la idea de nuestro viaje y a ella también alguna vez en su vida le gustaría hacer lo mismo, nosotros le contamos q no es difícil sólo hay q atreverse. Cuando le íbamos a pagar no nos quiso recibir el dinero a cambio quiere que le regalemos algo de Chile, por suerte encontramos unas monedas y una cinta con los colores patrios.

Ella vivía en un pueblo mucho más rural, pero por trabajo se traslado a La Vega. Nos cuenta que su esposo fue alcalde del pueblito donde vivían y gracias a eso pudo conocer hartos lugares. Se lamenta que no nos pueda atender más porque tiene mucha gente en el hotel, no ofrece una comida típica de la zona pero somos conscientes de q tiene bastante trabajo. Con la conversación somos más que felices, son esos encuentros con gente que va iluminando nuestro camino, los que nos transforman y le van dando más sentido al viaje.

Rocío nos pidió por favor que no nos fuéramos sin conocer su pueblito adorando, Nimaima, así que para allá partimos. Es una zona muy campestre, lo que más producen es caña de azúcar la que la hacen panela. Hay harta gente tomando pilsener en las esquinas es que es domingo y es el lugar donde se juntan a conversar de la vida, las cosechas y de los animales. Pasamos por la iglesia y por el negocio que atiende el hijo mayor de Rocío.

Avanzamos en la ruta y llegamos a un pueblito lleno de vaqueros pilseneados. Andan con gorros estilosos, la camisa abierta y siempre con un ponchito en alguno de sus hombros. También son buenos para tomar chela.

En nuestro camino nos topamos con Honda, un pueblito al lado del río Magdalena, hace un calor de la puta, obligados prendimos el refri, porque ya no dábamos con el calor. Para cruzar a Honda hay que atravesar un puente gigante, ahora el Magdalena trae muuuuchhha agua, en oscura asi q no nos sirve para sacarnos el piñén.

En la ruta hay muchos peajes, es el gasto con el que más sufrimos porque son muy seguidos y caros. Además las carreteras no son buenas y a veces sentimos que no se justifica el cobro, pero q le vamos a hacer, pagar para avanzar no más… en algunos sitios hemos preguntados si nos sirve el peaje anterior, jajaj y se ríen de nosotros, q ingenuos!

Después de bajar a las caudalosas aguas del Magdalena nos toca subir y subir, el calor comienza a bajar y nosotros felices con el frío. Comienza a aparecer otro tipo de vegetación, llegamos al paramo, así le dicen acá a las zonas de más altitud.

Ante nuestros ojos se aparece el Nevado del Ruiz, esplendoroso cubierto de nieve.
Este es un volcán activo, logramos ver una fumarola. En el año 1985 hizo su última erupción grande, donde perdió parte de su cono. Esa fue una erupción gigante hizo desaparecer un pueblo completo y murieron cerca de 25.000 personas. Tiene varios cráteres y un glaciar que es tiene un fácil acceso y por lo mismo es bien visitado.

Llegamos a Manizales de noche, buscamos un parqueadero y salimos a caminar. La ciudad entera se ha transformado, es día de halloween y en Colombia todas las fiestas se celebran con bombo y platillo. El centro es una fiesta, todo el mundo disfrazado y nosotros parecemos tan ajenos a todo ese mundo. Nos da mucha curiosidad que hasta los adultos pasan disfrazados, o pidiendo dulces o dándoles a los más niños.

Por la calle principal van dando vueltas una fila de autos, es como el paseo tradicional. Nosotros caminamos y encontramos la picá del pollo asado. Teníamos hambre y nos comimos un pollo entre los dos. Seguimos caminando y observando tan parafernalica fiesta, llegamos al metrocable, es el medio de transporte a otro cerro, es público y muy barato, nos subimos para conocer desde arriba y de noche la ciudad. Se ve bello, mil luces que suben y bajan por los cerros!, los edificios, las casas, la gente caminando y nosotros como buenos mirones observando todo.

Nos devolvemos a nuestro hogar y el señor del parqueadero lo único que nos advierte es q no salgamos de la camioneta de noche porque suelta el perro y no quiere problemas. Nosotros nos preparamos con una pelela por si nos dan ganas de ir al baño en la noche.


























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