Maracás se autodenomina como la “ciudad de la flores”, no sabemos el por qué… no vemos muchas flores en la ciudad.
En la plaza hay una iglesia muy grande, con unos vitrales preciosos. Además hay una estatua de un indígena y como en todo Brasil hay basureros diferenciados para el reciclaje. Lo que nos llama la atención fue un negocio, al principio no sabíamos de que era… tenia luces de neón, era como un casino y mirando nos dimos cuenta de que era una funeraria…
Seguimos unos carteles que nos llevaron a unos invernaderos, recién ahí descubrimos porque es la ciudad de las flores… tiene unas cuantas hectáreas con muchos invernaderos de flores… al parecer es un proyecto social porque habían mujeres bien humildes trabajando en las flowers… me recordó mucho a la Tía Claudina con su invernadero de claves.
No hay más atractivos en el pueblito, así que continuamos nuestro viaje. En el camino vemos que hay más vegetación y aparecen los cafetales, muuuchos!!! Acá en Brasil no toman té, sino que toman café y rico, ni comparado con el Nescafé que tomamos en Chile.
También vemos mucho camiones y muy largos, por lo que me dice el Pablo, en Chile sólo se ven camiones con 20 o 22 metros de largo, pero acá los camiones pueden tener más metros, nosotros vimos uno de 30… eran dos acoplados y cuando pasaba por una curva parecía una culebra.
Llegamos a un pueblito y nos estacionamos para caminar, al volver a la camioneta, frente a ésta se había estacionado una carreta con un burrito, jejej se veía contradictoria la situación… no pudimos caminar mucho rato, el termómetro marcaba 40 grados… ufff!! Estábamos como atontados con tanto sol… decidimos seguir, porque así podemos disfrutar un poco del viento.
Ese día viajamos harto. Llegamos a una ciudad y nos estacionamos en un centro comercial para ir en busca de algunas cosas que necesitábamos. Ahí marcamos un hito en el viaje por Brasil, por fin pudimos dar vuelta el mapa, jajjaja. Para nosotros es importante porque hace rato que no cambiábamos de página… es que este país es tan grande!!! Y por fin, después de kilómetros recorridos, pudimos ver lo que había en el otro lado del mapa.
Por la guía de turismo que tenemos, nos enteramos de que hay una ruta del cacao y que hay un centro de investigación del cacao que tiene paseos por la plantación. Ya era de noche y fuimos a ver donde quedaba… conversamos con el guardia y le preguntamos por el tour. El nos dijo que era gratis y que comenzaba en la mañana.
Y pensamos…. Y si nos quedamos ahí?? Así mañana en la mañana vamos directo al paseo… jejje. En pedir no hay engaño, y a nosotros la vergüenza de dormir en cualquier parte se nos fue hace rato… lo único que pedimos es que sea seguro.
Conversamos con el guardia y nos dijo que ningún problema, sólo que debíamos salir temprano. Nos indicó el lugar… era casi al frente de la garita de seguridad y en la entrada al Centro de Investigación, menos mal que era grande. Aprovechamos la oscuridad para bañarnos con nuestra ducha portátil, jaja, muy tropical!!!
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