El Parque Nacional Santa Teresa es una belleza, son muchas hectáreas dedicadas a la conservación de la flora y fauna… estábamos ansiosos porque nos reencontraríamos con el mar atlántico que hace rato no veíamos. Como ese día había tensión en el equipo yo decidí ir caminando hasta la playa y Pablo se fue en la camioneta… me sirvió para ir recorriendo los sitios bellos del Parque, aunque llegué con los pies hinchados de tanto caminar, eran bastantes kilómetros!
En el mismo parque hay distintas opciones para quedarse desde camping hasta cabañas, pero lejos el camping es la mejor opción porque hay un bello paisaje. En el centro hay un local de abastecimiento de alimentos y un local de tele comunicaciones. Según lo que nos dijo un militar, hay familias de los mismos milicos que viven en cabañas dentro del parque.
Hay un sector bien lindo, es un invernadero de flores precioso, además de haber un montón de plantas el edificio es una construcción de piedra gigante. Cerquita hay un mirador de aves, una construcción de madera a la orilla de un río, allí hay fotos de aves para que los mirones puedan identificar los pajarillos que andan rondando por ese sector.
Nos encontramos con Pablo en la orilla del mar… el sol nos acompañó en todo el paseo… nos quedamos un buen rato mirando el vaivén de las olas.
Al ratito nos fuimos a recorrer otro sector del parque, en ninguno de los baños había agua para ducharse, jaja, pero igual el Pablo se puso su súper zunga brasileña y se duchó con un chorrito de agua de una llave.
En el mismo parque está la fortaleza de Santa Marta, donde se libraron un montón de batallas para defender el país. Ahora esa fortaleza es un museo militar enorme.
Salimos del parque y nos fuimos a Punta del Diablo, muchas personas nos dijeron que era un lugar que debíamos conocer… a la entrada del pueblito hay un montón de carteles que dicen “No al Puerto – No a la Mega Minería”.
Punta del Diablo es una pequeña caleta, un pueblito que en temporada alta se llena de gente, ahora que es temporada baja sólo están las personas que viven allí. Me recuerda mucho al lugar de mis vacaciones familiares cuando era más niña, se llama Pichilemu, se parecen porque en invierno es desértico y en verano es un mar de personas, además se parecen en que el viento no para nunca!!!.
En un extremo del pueblito hay un sector donde hay muchas piedras gigantes, todas modeladas con el viento y con el agua… entre medio de esas gigantes hay un monumento al prócer de Uruguay, Artigas. Además, las gaviotitas tienen sembradas las rocas con caquita blanca, jajaja.
Esa noche robamos internet de una casa que estaba sin personas, jajaja y nos quedamos a dormir frente a la policía. La noche estaba espectacular, un cielo despejado y una luna enorme… el viento no dió tregua. Nos fuimos a dormir con algo de frío en el cuerpo y en el corazón.
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