viernes, 22 de mayo de 2015

El Puma y el Equilibrio

A veces en la vida los sueños se cumplen  en el momento menos esperado. El lunes 11 de Mayo partimos alrededor de unos 20 compañeros de pega rumbo a la cordillera al interior de Iquique a trabajar en flora y fauna, pero esta vez todo sería distinto. Como nueva experiencia, esta vez algunos dejaríamos las comodidades de los hoteles y las ricas comidas de los restaurantes a cambio de una carpita, comidas más sencillas, y unos extraordinarios paisajes y buena compañía. En el campamento Lorena nos esperaban el Alex y el Javier, ambos manes encargados de proveernos del hospedaje y la comida en el sector; el Alex es local en la zona, vive en Pica y se encarga de la logística del campamento, mientras que el Javier viene del sur y nos prepara las comidas. Aparte de eso, ambos nos entretienen con sus historias y su buen sentido de humor y nos aportan con sus conocimientos de montaña para realizar de mejor forma nuestras labores profesionales. El campamento Lorena se ubica al lado de una pequeña mina que ya no funciona, donde se pueden ver algunos socavones y construcciones abandonadas, por esto mismo hay una importante cantidad de madera disponible para hacer fogatitas nocturnas, algo impensado en el norte de Chile!.



Ya con los días la tradición fogatera se toma las noches, por lo que cuando a mitad de la campaña nos toca trasladarnos al campamento “Guatacondo”, cargo un poco de madera en mi camioneta para poder calentarnos por las frías noches cordilleranas. Nuestro nuevo campamento es bien particular, se ubica al lado de una profunda quebrada en donde al silbar o gritar se puede escuchar el eco rebotar unas diez o más veces en su trayecto de descenso. Además al lado de las carpas se encuentra el “cráter”, un particular agujero de unos cinco metros de diámetro, ideal para prender el fuego y protegernos del viento. En una de esas noches nos encontrábamos conversando de la vida con el Alex, Javier y la Johanna y de repente se puso a granizar!, no podíamos creer lo que estábamos presenciando!, sin duda un momento único en un lugar espectacular!; más aún al mirar el cielo se veía todo despejado y estrellado!.


Al otro día con la coleguita Carmen salimos tempranito a revisar las trampas. Luego de nuestra revisión nos regresamos al campamento un poco frustrados por no haber obtenido capturas. De repente vamos dando vuelta una curva y a lo lejos, saliendo de una quebrada se ve algo que se mueve y cruza la calle… le digo a la Carmen “uh, mira el zorro que va cruzando!”…lo extraño era que el “zorro” era muy grande y tenía la cola muy larga!... aceleramos la camioneta para acercarnos más y ahí nos percatamos que no era na zorro la cuestión, sino que era un puma!. Lo más increíble de todo es que este tremendo animal ni se inmuto ante nuestra presencia, al parecer ya es parte de su vida ver máquinas rojas atravesando sus tierras de lado a lado. Una vez que el puma cruzó la calle subió la ladera lentamente, en ese instante logramos acercarnos bastante a él y se da vuelta a mirarnos, luego continúa su camino. Entre nerviosos, emocionados, asombrados y contentos, la Carmen logra sacar la cámara fotográfica y le tomamos unos registros fotográficos, y al par de unos minutos el puma desaparece de nuestras vistas al llegar a la línea de cumbre.





No podíamos creer lo que habíamos visto, personalmente sentí lo mismo que cuando vi un atardecer nevando en Tierra del Fuego, o cuando quede empapado contemplando las Cataratas del Iguazú, o cuando vi alrededor de unas cien ballenas levantando sus colas en la Península Valdés, una emoción tremenda que invade el alma al punto que dan ganas de llorar de alegría, que pone la piel de gallina, y que hace sentir que el corazón se va a salir. Lo más increíble de todo es que esto ocurrió de la manera más inesperada!.



En una de las noches de fogata conversábamos con el Alex y el Javier de lo lindo que son nuestros trabajos, que nos dan la oportunidad de vivir y observar situaciones únicas e irrepetibles, así como también conocer personas increíbles en el camino y aprender de ellas. Si bien es doloroso a veces dejar a nuestros seres queridos por un período de tiempo, es impagable realizarnos en nuestras vidas haciendo lo que nos apasiona, y como dicen el Alex y el Javier, a los tres nos encanta nuestra “oficina” al aire libre!.

Ya por el último día de trabajo nos dirigimos hacia Pica. En el camino pasamos por Tamentica, un lugar ubicado a la entrada de la quebrada de Guatacondo, donde nuestros ancestros plasmaron en las rocas sus formas de vida. Apreciamos lo que nos quieren mostrar y enseñar, se ven animales como lagartijas, guanacos, ranas, culebras… también unas especies de chasquis, hombres en canoas y “hombres” largos y deformes que más que humanos parecen lo que entendemos en la actualidad por extraterrestres.




Seguimos nuestra ruta y pasamos a despedirnos de la señora Sandra. Si bien no teníamos muchas ganas de pasar para no atrasarnos tanto, algo instintivo hizo que doblara el volante a la derecha. Sale la ñora y nos pregunta como nos había ido. Bueno le contamos que vimos una cantidad increíble de aves y que incluso vimos un puma. Nos cuenta que algunos pobladores de la zona los matan porque les comen el ganado, y entre pena y emoción nos dice que ella nunca lo haría, que ella cree en el equilibrio de la naturaleza. Nos da una tremenda lección de vida con sus palabras, nos hace salir un rato de nuestro modo automático y nos dice que si el puma se come el ganado es por algo, que nosotros llegamos a invadir su territorio, y no solo del puma, sino que de todos los animales que habitan en la zona. Nos cuenta que a veces las lagartijas se comen los brotes de sus zapallos, o que el puma baja y le come sus gallinas, pero que es normal, que ellos se están encargando de regular y equilibrar las cosas, que si ellos no existieran tendríamos plagas de otras cosas, es más, que nosotros somos la plaga… y que a pesar del daño que a veces le hacen, nunca le ha faltado nada.

Nos despedimos de la señora Sandra, agradeciéndole sus palabras; al rato llegamos a Pica, donde nos encontramos con el resto de nuestros compañeros a compartir nuestras vivencias. Sin duda este sí que fue un buen terreno!, gracias a los que fueron parte de él!.

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